La semana pasada fue el cumpleaños de mi compañera Shan Gloria pero como trabaja en Londres lo celebramos el sábado, ella misma preparó una cena con comida típica de su país, para eso estuvo metida en la cocina todo el dia y el resultado fue una gran variedad de comida con sus respectivas salsas, todas ellas abundantemente especiadas y la mayoría con picante.
Sobre las 18:30 llegaron sus amigos, todos muy puntuales y TODOS taiwaneses, con lo que en la mesa éramos 7 taiwaneses y yo, porque mi compi brasileño no llegó hasta el postre.
El idioma de la cena fue básicamente el mandarín, aunque a mi se dirigían en inglés para mantener una conversación conmigo o para traducirme lo que hablaban otros. La verdad que estaba un poco “perdida” con tanto idioma.
Sorprendentemente me gustó casi todo lo que probé aunque no sé reproducir los nombres de los platos porque ya me cuesta lo mio el inglés como para memorizar palabras en mandarín.
Un bol de arroz blanco para cada uno y sobre él te vas sirviendo los distintos tipos de comida para comerlo junto, a ser posible con palillos pero eso lo voy a tener que trabajar más porque tras varios intentos fallidos tuve que rendirme y recurrir al tenedor de toda la vida. Todo esto regado con algo similar a un vino achampanado con cierto sabor a cereza y zumo de una fruta similar a la naranja pero muy pequeñita.
Después de la cena litros de té con leche para todo el mundo, acompañado de 1 tarta, 1 pastel de chocolate y unas coockies. Ah, y algo de apariencia similar a la regaliz envuelta como si fueran caramelos pero que en realidad está un poco salado y picante. A mi no me gustó nada pero a ellos les encanta.
Salvando la dificultad del idioma, la experiencia fue muy buena, no me importaría nada repetir.
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